Estrategias para una educación intercultural
El objetivo de este apartado es presentar posibles intervenciones centradas en la persona que potencien su dimensión social e intercultural en entornos educativos.
Podemos distinguir tres niveles de competencia intercultural (Boom, 2000):
1) Competencia intercultural individual: Los individuos de diferentes culturas tienen actitudes, conocimientos, habilidades sociales y
autoconfianza que garanticen una comunicación eficaz. Así, las personas
construyen su identidad y su autoestima de manera dinámica, en interacción,
intercambio e interrelación con los otros y sus marcos culturales de referencia
(Aguado, 2003). Como resultado de dicha interacción aparecen identidades
híbridas y múltiples. La intervención educativa en actitudes y valores, en
conocimiento intercultural y en habilidades y tratamiento de conflictos permite
desarrollarla.
2) Competencia intercultural institucional: se refiere a la capacidad que tienen las instituciones para modificar y adaptar sus estructuras a
la presencia de diversas culturas a través de la incorporación de estos aspectos a
su funcionamiento interno. La participación y el trabajo en red constituyen las
dos estrategias educativas más importantes para lograrlo.
3) Competencia intercultural de los grupos étnicos /nacionales que interactúan: no solo se refiere a la adaptación de los grupos minoritarios sino también de la
cultura dominante que acoge, acepta y respeta la presencia de otras culturas,
reconociendo los derechos de estos grupos desde la igualdad. El
empoderamiento constituye la principal estrategia para su promoción (citado en Santibáñez, R. s.f.).
La intervención educativa en competencia intercultural debe realizarse desde un
enfoque global e integrador que permita intervenir desde las actitudes, los sentimientos,
los pensamientos y las conductas sociales y sobre todas las personas y niveles apuntados
(individual, institucional y social).
Las principales estrategias de intervención educativa para la competencia intercultural individual es a través de la potenciación de la competencia afectiva, la competencia cognitiva y la competencia comportamental.
El primer elemento es la
competencia afectiva, que se refiere a los valores que establecen prioridades y
guían las acciones de las personas, es decir ante un conflicto de valores, se resolverá
a favor del valor que ocupe una mejor posición en la jerarquía y que su
conducta de vida cotidiana este impregnada con los ideales finales. Es decir,
si una persona valora más a su familia, ante un problema de valores, como entre
la familia y el trabajo, optará por la familia primero, ya que para esa persona
la familia forma parte prioritaria en su vida.

La competencia cognitiva, se
refiere al conocimiento de la propia cultura y de las demás culturas con las
que nos relacionamos, con el propósito de conocer y reconocer en ellas los
diferentes aspectos que las hacen distintas, también para respetar las
diferencias, tratar contradicciones y conflictos de forma creativa y amena.
La competencia comportamental se
refiere a las habilidades sociales necesarias en las relaciones con otras
personas así como las habilidades para tratar los conflictos que se pueden
generar en una interacción intercultural (Santibañez, R. s.f.).
Comentarios
Publicar un comentario